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LLEVAR LOS INGRESOS DEL PAÍS A CERO: La estrategia tras las sanciones y la persecución financiera contra la Industria Petrolera

domingo, 1 de marzo de 2020
PDVSA
Dedicamos nuestro post principal de este domingo a difundir el artículo del especialista Marco Teruggi sobre la estrategia de EEUU y la oposición para destruir a la industria petrolera venezolana y matar de hambre a la población al eliminar los ingresos de la república.

PDVSA provee al país de casi el 100% de sus divisas. Aunque el número ha variado debido a la disminución de la producción petrolera causada por las sanciones estadounidenses que se aplican contra PDVSA desde hace 9 años, todavía el grueso del ingreso "saludable" del país proviene de las exportaciones de hidrocarburos y oro. Ante eso no hay remesa o ganancias particulares comparables. Además, la mayor parte de las remesas como divisas se quedan en el exterior, acá solo llegan los bolívares que algún extranjero o venezolano radicado en otro país pagó por ellas. No son remesas que reactiven, que permitan comprar en el extranjero. Eso está claro, a pesar del movimiento que se nota en cuanto a manejar divisas estadounidenses en efectivo y transferencia en nuestro país. Las transferencias se dan entre cuentas extranjeras, por lo que no tienen ninguna incidencia positiva en nuestro PIB, del que dependen los sueldos y la salud de la economía.

Hundir a PDVSA, ¿puede tener éxito la estrategia de EEUU?
Por Marco Teruggi
Estados Unidos apunta a golpear el corazón de la economía venezolana: el petróleo. El objetivo es que un colapso de PDVSA impacte sobre el conjunto de la economía. ¿Pueden lograrlo? ¿Qué puede hacer Venezuela? Sputnik dialogó con David Paravisini García, experto en la materia.

El bloqueo estadounidense apunta a golpear el corazón de la economía venezolana: el petróleo y su empresa estatal Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA). Así ha quedado evidente en la acción del 18 de febrero contra la empresa petrolera rusa Rosneft Trading S.A., filial de Rosneft Oil, que, según EEUU, sería quien le permite al Gobierno de Nicolás Maduro evitar el marco de sanciones impuestas y exportar su crudo.

Este último paso dado para cercar la economía venezolana forma parte de una arquitectura de asfixia en permanente ascenso. Atacar el petróleo es apuntar a derrumbar la actividad que genera más del 90 % de ingreso de dólares al país. La estructura económica venezolana es, como muchas de América Latina, dependiente de un producto central de exportación.

En el caso venezolano esta situación se agrava por varias razones que analiza David Paravisini, diputado a la Asamblea Nacional Constituyente, ingeniero mecánico y profesor de la Universidad Bolivariana de Venezuela en el centro de estudios de energía. Una de esas razones centrales es que PDVSA fue fundada desde y para Estados Unidos (EEUU), es decir quien ataca a Venezuela conoce los resortes y mecanismos de su industria petrolera desde dentro.

La marca colonial
"Venezuela es un país de economía dependiente desde la colonia, una economía, una estructura y una cultura que está adaptada al sistema de dominación global mundial de un país como los Estados Unidos", explica Paravisini en diálogo con Sputnik.

La marca colonial fundó las estructuras venezolanas, creando lo que Paravisini caracteriza como un "excesivo centralismo, que hace que cualquier proyecto dinamizador de la economía se estreche contra una burocracia de una estructura de gobierno hecha para una minoría, que era la minoría colonial".

Esa centralización de los poderes públicos, de las instituciones, tuvo su correlato en la economía que fue construida sobre necesidades del país colonizador, y creó "una economía exportadora dependiente de una banca financiera". Esa exportación se centralizó casi exclusivamente en el petróleo a partir de inicios del siglo XX.

El resultado fue la dependencia de un solo producto que generó el casi único ingreso del cual se hizo dependiente el resto de la economía. Al ser el petróleo propiedad formalmente estatal a partir de 1975, la estructura del país se centró sobre "los dólares del gobierno para sostener su actividad económica, y la no disponibilidad de dólares se convierte en una crisis total".

Estados Unidos y el petróleo
Venezuela fundó su economía alrededor de uno de los productos que más necesita EEUU. Paravisini García trae a la memoria un Congreso Mundial de Energía de los años 2000 en Inglaterra, donde Dick Cheney —a los pocos meses nombrado vicepresidente del Gobierno de George W. Bush (2001-2009)— afirmó que "el tema de la energía en el mundo no tenía salida sino en el petróleo".

No solamente sostuvo esa conclusión en el marco de los esfuerzos para "tratar de superar la dependencia del mundo capitalista desarrollado de la energía fósil", sino que Cheney mencionó que "en Venezuela había una posición de control sobre gigantescas reservas con relaciones económicas favorables que le permitía a Estados Unidos ver con más certeza su seguridad energética".

El petróleo y Venezuela quedaron expresamente marcados como estratégicos para el desarrollo de EEUU. Esa situación tuvo lo que pareció ser un giro a partir de la gestión demócrata en la que el entonces presidente "Barack Obama (2009-2017) anuncia que en su periodo no van a depender más del petróleo de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y se va a desarrollar energía alternativa".

La independencia del petróleo de la OPEP efectivamente fue lograda, y esa energía alternativa resultó ser el método conocido como fracking, lo que significa, según explica Paravisini, explotar "las últimas reservas, las rocas maduras que son productoras de petróleo".

Sobre ese nuevo escenario fue construido un relato que el constituyente desmiente. A su juicio, no es correcto afirmar que EEUU alcanzó una autosuficiencia y dejó de necesitar las reservas de los demás países claves en el mapa petrolero. "En el 2030 ese petróleo se agota, es el cénit a partir del cual viene una declinación indetenible", explica.

Su necesidad petrolera no ha desaparecido: "Estados Unidos está tratando de garantizar su soberanía estratégica sobre el tema energético para los próximos 50 años", sostiene Paravisini. Y Venezuela tiene un rol central en ese mapa.

La PDVSA en EEUU
"PDVSA no fue creada para dar una empresa petrolera venezolana, sino para que las trasnacionales tuvieran una empresa que les permitiría extraer los dólares y la renta", aclara el constituyente que se ha dedicado a investigar el tema durante años.

Paravisini recuerda cuando las grandes empresas norteamericanas, como la Exxon, Shell o la Mobil, propusieron el proceso de nacionalización del petróleo venezolano. Hasta 1975 era "un sistema concesionario", y a partir de entonces se produjo lo que, en apariencia, fue una nacionalización.

Se trataba de un contexto bisagra en lo político y económico: una época de auges de procesos de independencias, una derrota de Estados Unidos en Vietnam, el fin de la convertibilidad entre el dólar y el oro, y "una crisis tecnológica en la que en ese momento hacía imposible que la industria asociada, sobre todo la automotriz, pudiera avanzar", añade.

La decisión de las trasnacionales de ofrecer a Venezuela nacionalizar el petróleo fue en realidad una estrategia para endosar costos al Estado venezolano creando una empresa nacional controlada por las mismas petroleras norteamericanas: los gerentes de esas empresas pasaron a ser los gerentes de PDVSA.

Eso significó que todos los resortes y sus controles fueron creados según la necesidad de EEUU: la maquinaria, la tecnología, los insumos, los servicios, y las gerencias.

"PDVSA actuó como herramienta financiera para las grandes corporaciones que pudieron pasar el tremedal de los años 80 y 90 financiado por la transferencia de dólares a esas grandes transnacionales a costo de la inmensa pobreza en Venezuela", remarca el entrevistado.

La PDVSA venezolana
PDVSA intentó ser recuperada por el Gobierno de Hugo Chávez (1999-2013) en un proceso de enfrentamiento a los intentos golpistas llevados adelante, por ejemplo, con el paro petrolero en el 2003.

"Se avanzó en el sentido de que las decisiones de la junta directiva tenían una obligación de primero cumplirle al presidente Chávez", explica Paravisini. Sin embargo, los ataques contra la empresa vinieron rápidamente tanto desde dentro de PDVSA como desde EEUU.

Los ataques internos comenzaron, según Paravisini, con la gestión de Rafael Ramírez, que estuvo al frente de PDVSA del 2004 al 2014. Empezó la "disminución de la inversión en los pozos, en las refinerías, aumentaron exponencialmente los costos de producción y de operación, los presupuestos excedentarios, las falsificaciones de números", entre otras cosas.

Los ataques externos comenzaron a partir del momento en el cual PDVSA "no le sirvió más al capital transnacional". La empresa, que no modificó sus pilares de dependencia, fue luego objeto de ataque directo por parte del Gobierno de Obama, cuando el entonces presidente de EEUU declaró en el 2015 a Venezuela como una amenaza extraordinaria para la seguridad del país norteamericano.

"Atacó toda posibilidad de inversión, todo inversionista que vaya a PDVSA va a ser castigado, amenazado", cuenta el constituyente. Esa política se profundizó de manera abierta desde entonces. El objetivo fue declarado: quebrar la industria petrolera, sostén de una economía constituida alrededor de ese ingreso.

Los nuevos ataques
EEUU busca acelerar el cerco económico y financiero sobre el conjunto de la economía venezolana golpeando el punto central. La última sanción, a Rosneft Trading, busca cortar mecanismos de comercialización de PDVSA, de importación de insumos, así como de gasolina para consumo interno.

Uno de los objetivos es golpear los socios de la petrolera venezolana cuando son justamente las empresas mixtas entre PDVSA y empresas privadas, como Rosneft Trading, quienes garantizan hoy, según explica Paravisini, la casi totalidad de la producción. EEUU ha anunciado que podría extender las sanciones sobre, por ejemplo, Repsol, para cercar aún más al país.

El objetivo consiste en que el costo de mantenerse en Venezuela sea demasiado alto para las empresas. De esta manera dejarían de negociar con PDVSA que caería definitivamente y, en esa caída, arrastraría a la economía del país.

Este cuadro crítico ofrece, sin embargo, una posibilidad y necesidad urgente: "No hay marcha atrás, no puedes retroceder, tienes que cambiar esa estructura colonial que todavía padecemos, esa cultura del rentismo, no hay renta que repartir".

Paravisini sostiene que uno de los cambios centrales debe darse en la decisión de qué priorizar: "Tenemos que buscar fórmulas de poder reactivar la economía venezolana con actividades energéticas, y significa con muchísimos menores recursos activar nuestras refinerías".

¿El Gobierno apunta a eso? El experto petrolero tiene la expectativa que los últimos anuncios de Maduro del pasado 20 de febrero pueden traer buenos resultados: "Maduro puso una estructura de gobierno por encima de la todopoderosa junta directiva de PDVSA que durante mucho tiempo era la verdadera autoridad del país".

"Pareciera que va en serio una reestructuración, una intervención profunda en PDVSA, y la medida no solamente la hizo con respecto al tema de la estructura como tal, sino a través de los trabajadores crear, darle autoridad por un decreto de los Consejos Productivos de Trabajadores, de manera a crear una fuerza dentro de la industria para que asuman responsabilidad en unidades de producción".

Se trata de una pelea contra el tiempo: el Gobierno debe lograr resultados de manera rápida, mientras que la estrategia estadounidense busca acelerar el bloqueo sobre el corazón económico del país. En esa pulseada se juega una de las claves centrales de la resolución del enfrentamiento de EEUU contra Venezuela.

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