Giuseppe Bonnito
Guaidó, el ahora autoproclamado presidente de la Asamblea Nacional y también presidente interino para representar los intereses de EEUU en Venezuela, tiene el virus. El virus de la traición, de la ineptitud, del rastrerismo y del más abyecto sentido de la inhumanidad.
Guaidó se ha infestado de asesinato. Cada víctima mortal del coronavirus es víctima suya. Cada víctima de las sanciones que EEUU ha aplicado con crueldad y saña los últimos 9 años para quebrar nuestra industria petrolera por vía del acoso mediático y financiero, por vía del bloqueo y del sabotaje es víctima de Guaidó también. Es el virus de la maldad y lo ha transmitido a sus acólitos, quienes como zombies vagan por el mundo llenos de odio y planeando venganzas que nunca podrán realizar.
Es el virus de creer que los demás son estúpidos, que como él es estúpido y dice estupideces, los demás también tienen por obligación que ser estúpidos. Es el virus de la mentira y la manipulación, el virus de decir que toda la maldad de las sanciones es buena, que la muerte de otros es buena, que cada vida que se pierde es una inversión. Como si las personas fuéramos mercancías, objetos o basura. Es el virus del "papá, te compré un negocio y una casa en España" con dinero mal habido, dinero del pueblo venezolano robado por EEUU y que luego entrega en migajas para financiar a una oposición criminal y maldita.
Es el virus de la inmoralidad, de la desfachatez. El virus de la ironía y de la falta de escrúpulos. El viru del enriquecimiento por vía rápida. El virus de tener a un cartel de drogas y sicarios como escoltas, porque ¿quiénes son los rastrojos sino un cartel de drogas y sicarios, el cartel de drogas más grande de Colombia y la máquina de matar colombianos más mortífera de la actualidad? Esos son sus aliados, mientras se llena la boca llamando narco gobierno al venezolano, cuyos miembros no salen fotografiados con narcos ni con sicarios, hablando de un cartel de los soles que solo existe en series televisivas y en la pluma de mentirosos por naturaleza. El cartel de drogas existe y es real, pero el de los rastrojos, el que escolta a Guaidó y cuyos miembros se dan bomba diciendo que lo tienen controlado y listo para abrir el paso en Venezuela a todos esos cargamentos de cocaína.
Cuando pasen los años y alguien descubra tu miserable nombre, Guaidó, entre los documentos de esta época, seguramente te dibujará en su mente como la basura que eres.
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