Un reciente estudio científico da al traste con toda una serie de mitos sobre la modernidad y de cómo los seres humanos hemos sido afectados por ella. Resulta que en estado natural, sin artilugios ni medicinas modernas, la esperanza de cualquier ser humano tiene un registro que no coincide con la parafernalia que ha adornado las discusiones sobre el asunto durante años.
Una nueva investigación de científicos australianos muestra que la vida útil de un vertebrado está escrita en el ADN.
Los seres humanos tienen una esperanza de vida natural máxima de tan solo 38 años, pero se ha alargado más del doble a lo largo de los siglos, gracias a la mejora del nivel de vida y a los avances de la medicina. Así lo ha revelado un grupo de científicos australianos de la Organización de Investigación Científica e Industrial del Commonwealth (CSIRO por sus siglas en inglés), que han descubierto una forma de calcular la longevidad una especie en función de su ADN.
'Reloj' de vida útil
Los investigadores han desarrollado un modelo que usa el 'reloj genético' para estimar con precisión cuánto tiempo tienden a vivir diferentes vertebrados, tanto especies vivas como extintas. En su investigación, publicada en Scientific Reports, analizaron cómo cambia el ADN a medida que un animal envejece, y descubrieron que varía de una especie a otra, lo que está relacionado con el tiempo probable de vida.
En concreto, los científicos utilizaron 252 genomas (secuencias de ADN completas) de especies de vertebrados disponibles en bases de datos públicas, y compararon estos genomas con otra base de datos de vidas de animales conocidas.
De esta forma, descubrieron que es posible estimar la vida útil de las especies de vertebrados atendiendo a la metilación del ADN —un proceso de cambio en el ADN asociado con el envejecimiento y la vida útil— en 42 genes particulares, explica Benjamin Mayne, uno de los autores del estudio, en un artículo para The Conversation.
Los seres humanos tienen una esperanza de vida natural máxima de tan solo 38 años, pero se ha alargado más del doble a lo largo de los siglos, gracias a la mejora del nivel de vida y a los avances de la medicina. Así lo ha revelado un grupo de científicos australianos de la Organización de Investigación Científica e Industrial del Commonwealth (CSIRO por sus siglas en inglés), que han descubierto una forma de calcular la longevidad una especie en función de su ADN.
'Reloj' de vida útil
Los investigadores han desarrollado un modelo que usa el 'reloj genético' para estimar con precisión cuánto tiempo tienden a vivir diferentes vertebrados, tanto especies vivas como extintas. En su investigación, publicada en Scientific Reports, analizaron cómo cambia el ADN a medida que un animal envejece, y descubrieron que varía de una especie a otra, lo que está relacionado con el tiempo probable de vida.
En concreto, los científicos utilizaron 252 genomas (secuencias de ADN completas) de especies de vertebrados disponibles en bases de datos públicas, y compararon estos genomas con otra base de datos de vidas de animales conocidas.
De esta forma, descubrieron que es posible estimar la vida útil de las especies de vertebrados atendiendo a la metilación del ADN —un proceso de cambio en el ADN asociado con el envejecimiento y la vida útil— en 42 genes particulares, explica Benjamin Mayne, uno de los autores del estudio, en un artículo para The Conversation.
Fundamental para la conservación
Además de los humanos —cuya vida útil máxima prácticamente coincide con la de sus primeros antepasados, los denisovanos y neandertales (37,8 años)— los investigadores probaron su 'reloj' en genomas de otros vertebrados. Así, descubrieron que la ballena de Groenlandia, el mamífero más longevo de la Tierra, puede vivir durante 268 años, casi 60 años más de lo que se creía anteriormente.
"Es increíble pensar que hay un animal que vive durante casi tres siglos y que podría haber estado vivo cuando el сapitán Cook llegó por primera vez a Australia", destaca Mayne, citado por Daily Mail.
Conocer la esperanza de vida natural de los animales es fundamental para el manejo y la conservación de la vida silvestre, indican los investigadores. Para especies en peligro de extinción, conocer la vida útil permite comprender qué poblaciones son viables, mientras que en sectores como la pesca se utiliza para determinar los límites de captura.
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